The Conversation, 16 diciembre 2018
Ser padre es maravilloso. Y ser padre siendo científico cognitivo que estudia la adquisición y gestión de lenguas es aún más maravilloso. Oier, el pequeño laboratorio andante que tengo en casa, es una fuente inagotable de ideas y de sorpresas relacionadas con la psicolingüística y el estudio científico del multilingüismo. Él está creciendo en un entorno bilingüe, y muestra una habilidad sorprendente para procesar cosas en cualquiera de sus lenguas.
Pero lo que más me sorprende es que, con apenas dos años, comienza a diferenciar las conversaciones en las que corresponde una lengua y no otra, ajustando su reducido repertorio léxico a cada una. Y es que el sistema de gestión de lenguas es un chaleco salvavidas que los bilingües llevan siempre puesto para nadar en contextos lingüísticamente muy demandantes. Seguir leyendo... >>>>>>